¿Planeas una escapada breve y quieres saber qué ver en dos días en Valladolid? Te presentamos una ruta completa para que descubras los lugares más emblemáticos, saborees su gastronomía y te empapes de la historia de esta ciudad castellana. Valladolid, capital de Castilla y León y antigua sede de la Corte, es una joya monumental que te sorprenderá.
ÍNDICE DEL ARTÍCULO
Día 1: Corazón histórico y patrimonio monumental
Mañana: un paseo por la historia
Plaza Mayor de Valladolid
Tu visita comienza en el corazón vibrante de la ciudad: la Plaza Mayor de Valladolid, considerada la primera plaza mayor regular de España. Su diseño actual, con estructura rectangular y soportales, fue promovido por Felipe II en el siglo XVI tras un gran incendio que arrasó la zona. Inspiró modelos posteriores como la Plaza Mayor de Madrid.

Hoy es uno de los espacios más animados de Valladolid, con terrazas llenas de vida, mercados temporales y eventos culturales durante todo el año. En su centro destaca la estatua del Conde Pedro Ansúrez, fundador de la ciudad, y al fondo, el majestuoso edificio del Ayuntamiento, con su emblemática fachada de principios del siglo XX. Recorre sus soportales, observa los detalles arquitectónicos y date el gusto de comenzar el día con un café con vistas a la historia.
Catedral de Valladolid y su Mirador
A pocos pasos de la plaza, te toparás con una de las grandes joyas vallisoletanas: la Catedral de Valladolid, más conocida como “La Inconclusa”. Su construcción comenzó en 1589, diseñada por el célebre arquitecto Juan de Herrera, el mismo del Monasterio de El Escorial. El proyecto original era ambicioso: pretendía ser la catedral más grande de Europa, pero los problemas económicos y políticos impidieron su finalización. Hoy, solo un 45 % del diseño original está construido.

Aun así, su interior renacentista y sobrio guarda auténticas joyas, y la experiencia más impresionante es la subida al mirador de su torre, a más de 70 metros de altura. Desde allí, disfrutarás de una de las panorámicas más completas de Valladolid, especialmente recomendada al amanecer o al atardecer.
Iglesia de Santa María de La Antigua
A la espalda de la catedral, una silueta inconfundible se alza hacia el cielo: la Iglesia de Santa María de La Antigua, uno de los monumentos más queridos por los vallisoletanos. Fundada en el siglo XII, es una de las pocas construcciones románicas que han sobrevivido en la ciudad. Su elegante torre de base cuadrada y chapitel piramidal se ha convertido en símbolo de Valladolid.

La iglesia ha pasado por distintas restauraciones a lo largo de los siglos, pero conserva su esencia medieval. Pasea por su entorno empedrado, detente a observar los capiteles románicos y deja que el sonido de las campanas te transporte al pasado.
Universidad y Plaza de la Universidad
Tu recorrido continúa por la Plaza de la Universidad, una de las más bonitas y tranquilas del centro. Aquí se levanta la fachada barroca de la Universidad de Valladolid, una de las instituciones académicas más antiguas de España (siglo XIII). En su monumental fachada destacan esculturas que representan las principales disciplinas del saber clásico, como la Filosofía, el Derecho o la Medicina.

Cuenta la leyenda que si te detienes a contar los leones de piedra que adornan la fachada, ¡nunca terminarás los estudios! Además de su interés histórico, la plaza es un lugar ideal para descansar bajo la sombra o tomar algo en sus bares con encanto.
Mediodía: tapeo con tradición
Es la hora perfecta para descubrir por qué Valladolid es capital del pincho. La ciudad presume de una oferta gastronómica premiada, y tapear aquí es casi una religión. En los alrededores de la Plaza Mayor, el Pasaje Gutiérrez o la zona de San Benito, encontrarás una infinidad de bares donde deleitarte con elaboradas creaciones culinarias.
Algunos imprescindibles:
- Los Zagales, con tapas creativas como el “Tigretostón”.
- La Tasquita, para probar montaditos clásicos y bien ejecutados.
- El Corcho, famoso por su croqueta de jamón.
Y si quieres ir más allá del tapeo, no puedes irte sin probar el famoso lechazo de Valladolid, una de las joyas de la cocina castellana, en uno de los mejores asadores de lechazo de Valladolid, Acompáñalo con un vino de Ribera del Duero o Cigales, y tendrás un almuerzo de diez.
Tarde: San Pablo y los “sitios reales”
Iglesia de San Pablo y Palacio de Pimentel
La tarde comienza en la emblemática Plaza de San Pablo, epicentro del Valladolid cortesano de los siglos XVI y XVII. Su protagonista es la Iglesia de San Pablo, con una de las fachadas más bellas del gótico isabelino en España. Bautizaron aquí a varios reyes, incluido Felipe II, y su portada ha sido descrita como un “retablo de piedra”.

A su lado, el Palacio de Pimentel, actual sede de la Diputación, es conocido por la ventana en esquina por la que, según la leyenda, fue “rescatado” el futuro rey Felipe II para evitar su bautizo en la cercana iglesia de San Martín. Un rincón cargado de historia real y arquitectura renacentista.
Museo Nacional de Escultura
En la misma plaza se encuentra el impresionante Colegio de San Gregorio, sede principal del Museo Nacional de Escultura. Este edificio, de fachada gótica profusamente decorada, alberga una de las colecciones más importantes de escultura religiosa de Europa. Las obras de Gregorio Fernández, Alonso Berruguete o Juan de Juni son de un dramatismo y belleza únicos.

La visita es un viaje al arte sacro del Renacimiento y el Barroco, y su patio interior, con arcos esculpidos y jardines, es un lugar de calma y contemplación en medio de la ciudad.
Plaza del Viejo Coso y San Benito
A pocos minutos está la Plaza del Viejo Coso, la primera plaza de toros de la ciudad, hoy reconvertida en un encantador conjunto residencial de forma octogonal. Un rincón secreto que te traslada a otra época.

Finaliza el paseo con una visita a la Iglesia de San Benito el Real, uno de los templos más grandes de la ciudad, con una fachada imponente y un interior sobrio y monumental. Su retablo y elementos decorativos son ejemplo del arte gótico y renacentista en su máxima expresión.

Noche: Ruta Ríos de Luz
Cuando cae el sol, Valladolid se transforma. Es el momento de sumarte a la Ruta Ríos de Luz, un recorrido nocturno por los edificios más representativos, iluminados de manera artística y sugerente. Esta iniciativa fue premiada internacionalmente por su diseño sostenible y belleza estética.
Puedes hacer el recorrido por libre o con visita guiada. No olvides pasar por la Academia de Caballería, el Ayuntamiento o el Museo de Escultura para verlos como nunca antes.
Día 2: Naturaleza, museos y rincones secretos
Mañana: relax y cultura
Campo Grande y Plaza Zorrilla
El segundo día arranca con tranquilidad en el Campo Grande, el gran parque urbano de Valladolid. Con más de 115.000 m², este espacio verde es hogar de pavos reales en libertad, estanques con patos y un embarcadero donde puedes dar un paseo en barca.

Sal por la Plaza Zorrilla, presidida por la estatua del poeta José Zorrilla y la imponente fachada de la Academia de Caballería, uno de los edificios más fotografiados de la ciudad. Este rincón ofrece una imagen icónica de la elegancia decimonónica vallisoletana.

Casa Museo de Cervantes
Muy cerca se encuentra la Casa de Cervantes, donde el autor de Don Quijote vivió entre 1604 y 1606. Esta casa del Siglo de Oro, con muebles de época y una recreación de la vida cotidiana, es una ventana fascinante al Valladolid literario. También alberga exposiciones temporales y actividades culturales durante todo el año.

Museo Patio Herreriano o Museo de la Ciencia
Para los amantes del arte contemporáneo, el Museo Patio Herreriano es parada obligada. Ubicado en un antiguo convento, alberga una importante colección de arte moderno español, con especial énfasis en artistas como Ángel Ferrant.

¿Prefieres algo más interactivo? Entonces elige el Museo de la Ciencia, con su Planetario, experimentos científicos y la sorprendente “Casa del Río”, ideal si viajas en familia.

Mediodía: tapeo y vinos con DO
Dirígete a la zona de la Plaza de San Miguel o la Calle Paraíso, donde se concentran tabernas clásicas y modernas. Prueba un nuevo estilo de tapa, o disfruta de un buen menú castellano con vistas a un entorno histórico.
No olvides maridar tus platos con vinos de las cinco Denominaciones de Origen vallisoletanas: Ribera del Duero, Rueda, Cigales, Toro y León. Visita alguna de las vinotecas de la ciudad si quieres llevarte un recuerdo delicioso.
Tarde: río, arquitectura y despedida
Paseo por el Pisuerga y playa de Las Moreras
Una tarde perfecta comienza con un paseo por la ribera del Pisuerga, un espacio natural adaptado al paseo y al ocio. Puedes relajarte en la Playa de Las Moreras, tomar algo frente al río o subir al barco turístico La Leyenda del Pisuerga, que recorre la ciudad desde el agua.

Pasaje Gutiérrez
Antes de despedirte, tómate un tiempo para recorrer el Pasaje Gutiérrez, una galería comercial del siglo XIX con toques modernistas y aire parisino. Es un lugar mágico para hacer fotos, comprar algún recuerdo o simplemente sentarte a tomar un café con encanto.

Atardecer en el Mirador de la Catedral
Como broche de oro, sube de nuevo al mirador de la Catedral al atardecer. Ver Valladolid desde lo alto, iluminada por la luz dorada del final del día, es una experiencia que queda en la memoria. Una despedida perfecta para dos días llenos de historia, arte, sabor y belleza.
Consejos finales para disfrutar Valladolid en 48 horas
- No olvides probar la tarta de piñones, el dulce típico local.
- Lleva calzado cómodo: todo se puede hacer a pie.
- Si visitas en fin de semana, consulta las visitas guiadas y teatralizadas que ofrece la Oficina de Turismo.
- La ciudad tiene una agenda cultural activa: museos, conciertos, ferias… consulta la web oficial del turismo de Valladolid antes de tu viaje.
- Lleva contigo una botella reutilizable: encontrarás fuentes y parques para recargar agua.
¿Ya sabes qué ver en Valladolid en dos días? Esperamos que sí, porque esta ciudad tiene todo lo necesario para una escapada corta pero muy completa: monumentos, parques, museos, buena comida y rincones con encanto.
En solo 48 horas puedes empaparte de su historia, pasear por sus calles llenas de vida, descubrir sabores locales y llevarte más de una sorpresa. Valladolid es de esas ciudades que no necesitan mucho tiempo para dejar huella.
Así que, si estás buscando un destino con mucho que ofrecer, Valladolid te lo pone fácil. Y quién sabe… tal vez esta primera visita sea solo el principio.






