La Iglesia y Monasterio de San Benito, ubicados en Valladolid, constituyen un importante conjunto arquitectónico y religioso con una rica historia. La fundación del monasterio se remonta al año 1390, cuando Juan I lo donó a la Orden Benedictina. Aunque las obras de construcción se iniciaron en 1499, el edificio fue levantado a lo largo de los siglos XV a XVIII, abarcando distintos estilos arquitectónicos.

La iglesia, de estilo gótico, se encuentra dividida en dos partes por una reja. Aunque algunas de las obras más destacadas fueron trasladadas al Museo Nacional de Escultura, todavía se pueden apreciar elementos arquitectónicos y artísticos de gran valor en el lugar. La iglesia cuenta con tres naves y una hermosa crucería estrellada, además de un coro situado a los pies. El pórtico, diseñado por Rodrigo Gil de Hontañón entre 1569 y 1572, añade un atractivo especial a la fachada.

El monasterio, adosado a la iglesia, presenta un impresionante edificio monacal con tres claustros, entre los que destaca el conocido Patio Herreriano. Este patio, también llamado Patio de Contemplación, fue trazado por Juan Rivero Rada, contemporáneo de Juan de Herrera. En la actualidad, el Patio Herreriano alberga el Museo Nacional de Arte Contemporáneo, convirtiéndose en un espacio que combina la belleza arquitectónica con la exhibición de obras de arte contemporáneo.

La arquitectura de la iglesia de San Benito el Real es impresionante, con su estilo gótico y una fachada en forma de torre pórtico diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón en 1569. Originalmente, esta torre contaba con una mayor altura, pero dos cuerpos superiores del campanario fueron derribados en el siglo XIX debido a su deterioro. Construida entre 1499 y 1515 según los planos de Juan de Arandia y García de Olave, la iglesia está totalmente construida en piedra, destacando por sus recios muros de piedra caliza y grandes ventanales que iluminan el amplio interior.

La distribución interna de la iglesia se organiza en tres naves que culminan en ábsides poligonales, sin contar con un crucero. Siguiendo la tipología de iglesia-salón característica del siglo XVI, las naves laterales son altas y su diferencia de altura con la nave central es mínima, lo que crea una sensación de grandiosidad y una interesante espacialidad. La iluminación del interior se logra a través de amplios huecos en las paredes laterales y en los ábsides.

Uno de los tesoros que se encontraban en la iglesia era el Retablo de San Benito el Real de Valladolid, además de la destacada sillería ubicada en la nave central. La sillería del coro, construida por Andrés de Nájera y finalizada en 1528, es una muestra notable del estilo plateresco. Diseñada para las reuniones anuales de los abades de los monasterios benedictinos de Castilla, cada asiento estaba dedicado a un santo particular, lo que facilitaba la identificación de cada abad. La sillería se caracteriza por su alta calidad escultórica y se considera una de las mejores de España.

En 1571 se instaló una reja que divide transversalmente la iglesia en dos partes jerarquizadas: la zona de los pies, destinada al pueblo, y la cabecera, reservada a los monjes. Esta reja, obra de Tomás Celma, es una muestra destacada de la rejería de la época. Además del retablo y la sillería, la iglesia albergaba otras obras de arte de gran valor, como pequeños retablos, sepulcros y órganos.

Después de la desamortización de Mendizábal en 1835, el monasterio sufrió transformaciones y se convirtió en un fuerte y cuartel, cerrándose al culto la iglesia y despojándola de sus obras de arte. Afortunadamente, la sillería y gran parte del retablo mayor se conservan en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid. A partir de mediados del siglo XIX, se impulsó la reapertura de la iglesia y finalmente se logró en 1892, cuando la Venerable Orden Tercera del Carmen se hizo cargo del culto. En 1922, se instaló un nuevo retablo barroco procedente de la Catedral de Valladolid, mientras que el retablo actual de Juan de Juni se encuentra en el Museo Nacional de Escultura.

El Monasterio de San Benito también cuenta con un gran edificio monacal que incluye tres claustros y una fachada principal de estilo manierista diseñada por Juan del Ribero Rada. Entre los claustros destaca el Patio Herreriano, hoy convertido en un museo de arte contemporáneo, que ofrece a los visitantes una experiencia única al combinar la historia y la belleza arquitectónica con la exhibición de obras de arte modernas.

En resumen, la Iglesia y Monasterio de San Benito en Valladolid son un testimonio excepcional de la arquitectura religiosa y la historia de la Orden Benedictina en España. Su valor artístico, la belleza de su arquitectura gótica y los tesoros que albergaba en su interior, hacen de este lugar un destino imperdible para los amantes del arte, la historia y la espiritualidad. La combinación de la iglesia y el monasterio, junto con el encantador Patio Herreriano convertido en museo, crea un entorno único donde los visitantes pueden sumergirse en siglos de historia y contemplar la evolución del arte a lo largo del tiempo.