El Pasaje Gutiérrez, una joya arquitectónica del siglo XIX, es un testimonio fascinante de la Europa de la época y una muestra excepcional de la arquitectura comercial de la Revolución Industrial. Este impresionante pasaje, ubicado en las calles Fray Luis de León y Castelar, es uno de los tres ejemplos restantes en España de este tipo de galerías, junto con el Pasaje de Lodares de Albacete y el Pasaje del Ciclón de Zaragoza.

La visión de Eusebio Gutiérrez, un próspero comerciante e industrial, dio vida a este proyecto en 1885, encargando al destacado arquitecto Jerónimo Ortiz de Urbina la tarea de diseñar esta galería comercial única. Inspirándose en las galerías comerciales que habían surgido en París como respuesta a la Revolución Industrial, Ortiz de Urbina combinó elementos clásicos con tecnologías de vanguardia de la época, como la cubierta de hierro, la teja de vidrio y la iluminación a gas, que se puede apreciar en los originales globos de luz que adornan el pasaje.

El Pasaje Gutiérrez está dividido en dos tramos que se unen en una rotonda bajo una magnífica cúpula de cristal. En el centro de esta rotonda, se encuentra una escultura que representa a Mercurio, el dios del comercio, imitando la obra renacentista de Juan de Bolonia. Rodeando a Mercurio, cuatro figuras, todas realizadas en el taller de Jules Visseaux, personifican las cuatro estaciones.

El interior del pasaje está decorado con exquisitas pinturas de Salvador Seijas, profesor de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, que representan temas mitológicos y alegóricos. Los frescos adornan los techos, y entre los temas representados se incluyen la Industria, el Comercio, la Agricultura, la Primavera, y Apolo y las Bellas Artes.

Las fachadas exteriores están construidas en ladrillo y cuentan con balcones de hierro forjado que aportan un toque de elegancia. Las puertas de entrada, con inscripciones que indican las fechas de construcción y el nombre del pasaje, sorprenden al mostrar la palabra «PASAGE» con una «G» en lugar de «PASAJE».

A pesar de su belleza, el Pasaje Gutiérrez experimentó un período de declive después de su inauguración y se sumió en el abandono. En los años 70, se encontraba en un estado lamentable y oscuro, lo que hacía que los transeúntes evitaran pasar por él por la noche. Sin embargo, el pasaje finalmente resurgió de su letargo en la década de 1990, con la apertura de nuevos negocios y cafeterías.

En 2010, el Pasaje Gutiérrez experimentó una profunda rehabilitación y se dotó de una nueva iluminación, lo que lo hizo aún más atractivo tanto para los visitantes como para los comerciantes. Actualmente, forma parte de la ruta «RÍOS DE LUZ» de Valladolid, que recibió el prestigioso premio «City People Light» en 2011. Este pasaje, con su rica historia y espléndida arquitectura, sigue siendo un lugar icónico y una joya del patrimonio de Valladolid.