El majestuoso Palacio de los Zúñiga, una fortaleza imponente ubicada en Curiel de Duero, en la provincia de Valladolid, ha sido testigo de la historia de la familia Zúñiga.

Este palacio fortificado consta de una planta rectangular con torres en cada esquina. Aunque el interior ha sufrido daños a lo largo del tiempo, su esencia perdura. En su momento, fue conocido como el «Palacio de Justicia Mayor», donde se impartía justicia para la Comunidad de Villa y Tierra de Curiel.

El castillo del llano, construido en 1410 por Diego López de Zúñiga, fundador de la Casa de Zúñiga, es otro elemento importante en la historia de la villa. Este castillo-palacio también ha sido propiedad de la Casa Ducal de Osuna y ha pasado por varias manos a lo largo de los siglos.

El palacio fortaleza, con una fachada de 140 pies de ancho, cuenta con cuatro torres en sus extremos y antiguas puertas de estilo árabe adornadas con cuero de buey, barras de hierro y grandes clavos. Estas características arquitectónicas evidencian su antigüedad y su propósito defensivo.

Aunque el palacio ha sufrido deterioro y expolio a lo largo de los años, algunas de sus partes se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, en una finca privada en Torrelodones, en el Alcázar de Segovia y en California, Estados Unidos.

El palacio albergó a ilustres prisioneros, como los hijos de Pedro I, el Conde de Pembroke de Inglaterra y don Jaime de Mallorca. Durante su época de esplendor, se dice que exhibía las cadenas que rodearon la tienda del caudillo árabe Miramamolín, tomadas por los valientes caballeros cristianos de la villa que participaron en la batalla de Las Navas de Tolosa.

Aunque actualmente solo se conserva la fachada flanqueada por dos torreones, el Palacio de los Zúñiga sigue siendo un testigo silencioso de la historia y el esplendor pasado.